Nunca mejor dicho.
Hola, gente: otra vez tengo que decir el famoso "¡cuánto tiempo!", parece que nunca me paso por aquí. Bueno, mis disculpas de nuevo. He de decir en mi defensa que no estaba muy inspirada últimamente en temáticas para escribir en este nuevecito blog. Entre eso y que a veces me entra un poco el desánimo, cosas que ocurren, pues uno no consigue muchas veces lo que se ha propuesto.
Pero por fin he logrado algo de inspiración para poner una pequeña pero significativa entrada: hace poco, un día, me acordé de un desastre ocurrido a partir del año 1845 y siguientes. Digo siguientes porque la tragedia duró tiempo: vidas humanas apagándose de manera dramática. ¿Que de qué hablo? De la bastante desconocida Expedición Franklin.
Esta expedición comenzó el año 1845 una gran agonía para muchos marineros y exploradores que decidieran encontrar una ruta comercial que bordeaba Norteamérica por arriba y conectaba el estrecho de Bering con el de Davis. ¿Problemas? Todos los que os podéis imaginar: y no exagero. Esa ruta estaba inexplorada pero se consideraba como una probable opción para agilizar el tráfico comercial desde Asia hasta la propia Inglaterra. Había una gran confianza en que esto resultaría posible, pero obviamente se equivocaron.
Resulta curioso ver cómo retrataban la misión en aquellos tiempos: a toda persona que vea la planificación, los folletos, ¡todo!, le da la sensación de que no se lo tomaban muy en serio. Que lo veían como algo casi hasta fácil, y consideraban que todos sus grandes avances tecnológicos les llevarían a buen puerto. Nada más lejos de la verdad. Partieron de Greenhithe, el 19 de mayo, los barcos Erebus y HMS Terror que eran lo más puntero en lo que se diría la tecnología de la época. Llevaban consigo grandes bibliotecas, material de todo tipo e incluso vajillas que digamos que no eran de las baratillas... Llama la atención que no parecían preocupados por su futura situación: y eso les costó caro. Las latas de comida llegaron tarde y apresuradamente a llenar las bodegas de los susodichos barcos: quedaos con esas latas, porque son más importantes de lo que os podéis creer.
El HMS Terror. |
Bien, pues al llegar a lo que sería hoy en día el llamado estrecho de Victoria, al lado de la Isla del Rey Guillermo, los barcos quedaron atrapados en el hielo. Primera pésima noticia, ya que se consideraba entonces que eso era imposible que pasase... Esto fue la sentencia de muerte por varias razones: el frío, la noche eterna, las malas condiciones de comida y sanitarias, y obviamente el hecho de no poderse mover de allí en mucho tiempo. Y los hombres, que muchos ya empezaban a dar síntomas de enfermedad, fueron muriendo poco a poco. El primero fue el jefe de los fogoneros, un chico que decidió cambiar su suerte apuntándose a esta misión y convertirse en marinero y explorador, John S. Torrington. Este chico no volvería jamás a Inglaterra, y murió justamente hace 169 años, cumplidos justo el día 1 de enero (es decir, tuvo la desgracia de morir el día de Año Nuevo). No llegó a los 21... Quedaos con ese dato. Luego le siguieron en desgracia John Hartnell y William Braine, a los 25 y 33 años (en este último puede que me equivoque). Sus cuerpos fueron enterrados en la Isla Beechey, algunos con más mimo que otros, ya que había cierta prisa... Por salir de allí. Era una pesadilla. Y es que estos hombres murieron de una manera particular: envenenados por plomo.
¿Qué es eso? El envenenamiento por plomo provoca varios síntomas terribles que van desde los vómitos constantes, alucinaciones, pérdida del conocimiento y finalmente coma. Cuando hicieron la autopsia a estos pobres marineros en los años 80, se dieron cuenta de que los niveles encontrados en los cadáveres eran astronómicos. Y, adivinad de dónde salieron: ¿os acordáis de las famosas latas de comida? Bien, al parecer de allí y del agua que bebían. Su comida y bebida estaba contaminada con este peligroso metal... Así que el resultado era obvio. Curiosamente no murieron del propio envenenamiento, sino que este los debilitó mucho y enfermedades como la neumonía y la tuberculosis pusieron el fin a sus vidas.
Vale, hasta ahí podemos entender que algo extraño sucedía a los hombres que componían la expedición... Pero como esta entrada es muy larga, hagamos una segunda parte. ¡Hasta ahora!
Vale, hasta ahí podemos entender que algo extraño sucedía a los hombres que componían la expedición... Pero como esta entrada es muy larga, hagamos una segunda parte. ¡Hasta ahora!
Me voy a hacer viejo esperando esa segunda parte T_T
ResponderEliminarY la historia de la Expedición Franklin misteriosa y espeluznante a la vez, pero aprendimos una gran lección... nunca intentes cruzar el artico en invierno XD